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Vecinos luchan por la salud

Ituzaingó // El Barrio San Alberto se moviliza para impedir la instalación de una subestación eléctrica de Edenor, que aumenta las probabilidades de contraer cáncer a causa de la radiación electromagnética. //


Escriben: R. Isidori, L. Justo, S. Otreras, L. Rodríguez, alumnos del Taller de Producción Gráfica II, (Periodismo) CENUM.


La empresa Edenor compró unos terrenos fiscales en el barrio San Alberto, de la localidad de Ituzaingó, ubicados detrás de la penitenciaría, con la intención de instalar una subestación reductora de energía.
Los vecinos comenzaron a interiorizarse sobre las consecuencias de estas centrales en las proximidades de sus viviendas y entraron en contacto con residentes de Ezpeleta.
Este barrio de la localidad de Quilmes, hace años que está luchando para lograr el traslado de una subestación que produce contaminación electromagnética y que hasta el momento generó 84 muertes y 114 enfermos de cáncer. De estos últimos, siete son niños, según los datos brindados por los habitantes del lugar.
Descubrieron también que en Ituzaingó Sur ya hay instalada una de estas centrales sobre la calle Beltrán y que las personas del lugar están en pleno movimiento para pedir su traslado. Dado a que allí también se registraron casos de leucemia en los niños que vivían en las inmediaciones.
Algo similar sucede en la localidad de Berazategui, donde los vecinos -enfrentando a la policía- intentan impedir el zanjeo de las tres últimas cuadras de la subestación de Edesur, ubicada en un lugar altamente poblado, a diez cuadras de la estación del tren.



El problema en Ituzaingó

El predio que se encuentra en la zona oeste del conurbano bonaerense, está ubicado en uno de los barrios más pobres de Ituzaingó, sobre la calle Peredo esquina Acevedo, exactamente detrás de la cárcel. Estos lotes tenían otro destino, “allí venía un plan de viviendas, que se anuló con una ordenanza para establecer esta otra, que permite la subestación”, explica Nélida Álvarez, una de las vecinas más comprometidas.
Los residentes del barrio, ya informados de las consecuencias del electromagnetismo, pidieron sin ningún éxito el traslado al CEAMSE y muestran una fotocopia de lo que sería el proyecto terminado. Junto a estos futuros pilotes eléctricos, se construiría un espacio verde llamado “plaza de la salud”, a lo que agrega Nélida, “es una clara burla a nuestra inteligencia”.
En 2004 se intentó ubicar una de estas centrales en el barrio Villa León de la misma localidad, pero la gente del lugar, tras manifestarse en su contra y juntar 600 firmas, logró el apoyo municipal para impedirlo. Pese a ello, Jorge Reyna, habitante de San Alberto, comenta que es el mismo intendente, el que antes se negó, el que hoy quiere colocarla en este barrio; es el mismo que en aquel entonces puso un cartel informando que el gobierno municipal no autorizaba la instalación de una central eléctrica.
El vocero de Edenor, Alberto Lippi, en una de sus declaraciones publicadas por el diario local Ekos, evalúa que “el lugar no es un capricho. Fue propuesto por la comuna y nos parece ideal porque está en una zona deprimida”. Y aseguró que “la subestación va a ser la instalación más linda del barrio”.
Los vecinos sienten que están siendo discriminados, porque no alcanzó con la unidad penitenciaria, sino que ahora se les suma estar atravesados por estas líneas de alta y media tensión. “No tenemos por qué ser perjudicados nuevamente. Que nos den algo bueno para el barrio, porque realmente nos hacen sentir muy basura”, señalo Álvarez.
Este grupo le pidió al intendente un nuevo decreto que anulara el anterior que habilita la construcción de la subestación, a lo que se les respondió que esa no era facultad del poder ejecutivo sino del legislativo, es decir del Concejo Deliberante. Y cuando allí lo solicitaron, los concejales optaron por el no tratamiento del tema.
Sin embargo, aunque no comenzaron a construir, siempre hay algún movimiento en el predio en cuestión. “Todos los días que siento ruidos salgo corriendo porque pienso que están haciendo los pilotes”, dice Ricardo Torres, quien fue amenazado con un arma por gente que llevaba pancartas del sindicato de trabajadores municipales en una protesta frente al ex cine Gran Ituzaingó.
Los vecinos juntaron 7200 firmas y están en busca de más. La noticia de que se proyecta instalar dos centrales más, una en el barrio Santa Rosa y la otra en parque Leloir, todas en el mismo distrito y en un período de tiempo no mayor a cinco años, no hace que resignen su lucha.
Lippi aseguró que “vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para brindar energía, pero si no podemos cumplir por este tipo de cosas no va a ser culpa nuestra”, luego de explicar que reciben mil clientes por año.
Los vecinos están a favor de las mejoras de los servicios eléctricos pero el problema, afirman, es la ubicación de estos campos electromagnéticos, porque el hecho de instalarlas en sitios despoblados o alejados de las viviendas, evitaría las consecuencias que provoca la radiación en las personas.
Todo esto es posible gracias al fallo del juez Ziulú, que tras un estudio epidemiológico en Ezpeleta, al que los vecinos califican de dudoso, porque ningún médico se hizo presente y ninguna de las personas afectadas fueron visitadas por los facultativos, dio como resultado que la radiación electromagnética emitida por las instalaciones de Edesur, no tienen relación con los casos de cáncer de la zona.
Este fallo permite la construcción de la subestación en Berazategui y por lo tanto también las tres que se pretenden ubicar en Ituzaingó. La Organización Mundial de la Salud, está investigando sus consecuencias a nivel mundial y aún no hizo mención sobre estos casos; el problema es que el grado de radiación está dentro de los límites permitidos por la legislación vigente.
Andrea Lopardo, vecina del barrio San Alberto, explica que la Ley General del Ambiente habla de un principio precautorio, es decir, que ante la falta de certeza científica esto no debe realizarse.
Algo similar se encuentra en la Resolución del Parlamento Europeo, dado que en España hay casos similares, donde en uno de sus ítems se pide que los estados partes “reconozcan las ventajas de los principios de prevención y cautela”.

Algunos estudios

* El doctor Andrew Weill, investigador en etnofarmacología de la universidad de Harvard asegura que no existe una dosis segura de radiación electromagnética, ya que el daño está en completa relación con la cantidad total que una persona recibe durante toda su vida, el proceso es acumulativo y aumenta el riesgo de contraer cáncer.

* La Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer también incluyó a los campos electromagnéticos de baja frecuencia como agentes cancerígenos.

* El instituto nacional de la salud y de la investigación médica francés encontró aumentos de casos de cáncer en inmediaciones de las subestaciones eléctricas y llega a la conclusión de que éstas son promotoras del proceso cancerígeno.

* El instituto de Karolinska de Estocolmo advierte el riesgo de leucemias en niños que residan en las proximidades de campos magnéticos

* Investigadores del departamento de servicios de salud de California en 2002 realizó una revisión de los estudios y lo clasificó como agente cancerígeno.

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