Escribe: Carolina Garabito // Entrevista a Graciela Liliana Marcioni, profesora de Plástica //
En medio de un grado casi ausentado por causa de la incesante tormenta Santa Rosa, la profesora de Plástica de 4° año, Graciela Liliana Marcioni, recibió a este medio y accede a dar una entrevista. La docente de la Escuela Pública N ° 65, de la localidad Moreno estudió su profesión en la escuela Bellas Artes General Belgrano, en la ciudad de Buenos Aires y ejerce desde el año 1993.
- ¿Qué fue lo que la hizo realizar esta carrera?
-De chica me pasaba horas dibujando. Además, mi papá era un pintor aficionado, lo que me permitía tener acceso a materiales y libros de arte. Cuando terminé el secundario, sin embargo, entré a estudiar arqueología, en la Universidad Nacional de La Plata. Un hecho fundamental y fuertemente dramático hizo que tuviera que salir de la ciudad- fui desaparecida por nueve días. A partir de esto, hubo un antes y un después. Me mudé a Buenos Aires y luego de andar “bollando” ingresé a la escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano.
-¿Hace cuanto tiempo que ejerce esta profesión?
-Trabajé desde 1984 hasta 1987. Luego realicé trabajos como de artesana y desde 1993 hasta la actualidad ejerzo la actividad docente.
-¿Cómo es un día de trabajo con los chicos?
-Un día de trabajo mío consiste en tener dos módulos por curso. Cada curso lo tengo una vez por semana y la clase se inicia explicando la propuesta de trabajo por medio de una motivación. Se organizan los materiales, los cuales se piden de una clase a la otra, para que todos puedan realizar la actividad. Después ¡manos a la obra!
Luego de 50 minutos tenemos un recreo de 10 minutos, los chicos juegan y las maestras los miramos, pero podemos charlar un poco.
-¿Qué trabajos realiza en las clases con los chicos?
-Los trabajos que realizamos con los chicos son en forma general: dibujar, pintar, construir a partir de determinadas propuestas pautadas en el año, según los niveles de casa grado.
-¿Los alumnos se interesan por las actividades que usted propone?
-Sí, ellos se interesan, pero puede ocurrir que algunos chicos, sobre todo a principio de año, tengan temor a equivocarse porque tienen como modelo el dibujo adulto. La idea es que cada uno se exprese de acuerdo a cada etapa evolutiva y así debe ser.
- ¿Cuáles son sus objetivos desde la materia?
- Mis objetivos son: que puedan disfrutar la materia, experimentar, que puedan equivocarse, que conozcan los elementos del lenguaje plástico, que puedan desarrollarse como seres solidarios y creativos, cada uno con su estilo.
- ¿De qué manera cree usted que estas actividades complementan o ayudan en la formación de los alumnos?
- La actividad plástica (como toda otra actividad artística) permite reconocernos como seres únicos e irrepetibles, viviendo dentro de una sociedad. La idea es que cada uno pueda sacar su nivel de creación lo más posible para poder manifestar esta creación en cualquier situación de la vida, aunque no se desarrolle como artística.
-¿Realiza trabajos conjuntamente a otras docentes?
- Con las demás docentes me comunico cotidianamente. Si noto algún cambio de actitud en los chicos lo charlamos con la maestra del grado. Especificando la tarea conjunta se realiza por medio de proyectos que se hacen de acuerdo a lo pedido desde la dirección.
-¿Cómo es su experiencia en la escuela pública?
-La escuela pública es un ensayo de sociedad, por lo tanto tiene lo mejor y lo peor. Es como un laboratorio, algunas escuelas son un vértigo, porque hay energías encontradas, demasiados humanos “amuchados” en un mismo espacio. Hay que fluir con lo que toca casa día y resolverlo, mucho sobre la marcha.
No todas las escuelas son iguales: las hay duras y ordenadas (por lo menos en apariencia) y las hay caóticas. Desde lo humano, la variedad es infinita y muy rica. Poder detenerse a observar, cuando lo es posible, es una experiencia maravillosa. Para poder comunicarse con el otro hay que saber transitar o romper el cascaron de lo que es una institución, a veces lo logro y otras no.
- ¿Cambiaría algo de lo que vivió en su vida en cuanto a su profesión?
- En mi primera experiencia de trabajo en 1984, en Mataderos, mi impresión fue terrible. Salía de Bellas Artes y me choqué con una escuela racista, pro militar, moralista, con maestros que rechazaban a sus alumnos que vivían en la “Villa ciudad”. Era un reflejo de una gran parte de la sociedad de ese momento. Cambiaría toda esa situación donde los alumnos son considerados no como “nuestros pibes” sino como seres extraños, sin identificarlos antes que nada como seres humanos.
Graciela Liliana Marcioni
Es una docente de alma y corazón a quien le fue inculcado el arte desde que era muy pequeña. Graciela Liliana Marcioni nació el 17 de agosto de 1954, en la ciudad de La Plata. Realizó sus estudios primarios y secundarios y luego ingresó a la Universidad de la misma localidad, en la carrera de arqueología. Pero debido a un acontecimiento traumático en su vida- fue desaparecida durante nueve días- nunca pudo terminar. Por este motivo debió mudarse a Buenos Aires y la vida misma se encargó de encaminarla en su rumbo, floreciendo su más inocente pasión, por lo que ingresó a la escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano para realizar el Profesorado de Plástica.
Comenzó a trabajar en el año 1984 y continúo hasta 1987. Luego, por unos años, realizó una labor como artesana y a partir de 1993 hasta la actualidad, ejerce la docencia enseñando en colegios estatales a chicos entre 9 y 12 años.
“La escuela pública es un ensayo de sociedad” declaró la docente sobre las instituciones actuales. Ella ejerció su labor en colegios de Mataderos, Cuartel V y Francisco Álvarez, pertenecientes al partido de Moreno. Actualmente, se encuentra enseñando en las Escuelas Nº 65 y N º43, también del misma localidad.
Entre sus actividades extraprofesionales se encuentra el estudio de fileteado y telas aborigen.
La charla
Cómo, cuándo, dónde
El 31 de agosto de 2009, un día de tormenta luego de un veranito que duró cuatro días con temperaturas que alcanzaron los 33° c, se realizó la visita a la Escuela N º 65 en la localidad de Moreno.
La cita no fue programa, fue una enorme suerte encontrar a Graciela aquel lunes.
El aula casi desierta de alumnos, sólo seis asistieron a la clase. La docente contestaba una pregunta a uno de sus alumnos desde su escritorio, en el extremo del salón.
“Hola ¿cómo estás?”, ella preguntó cordialmente. El saludo fue breve, pero amistoso. Sin ninguna obstrucción ella accede a ser entrevistada en aquel momento e invita a acompañarla durante la clase con los alumnos de 4 º D.
La ausencia de chicos, en el aula, colaboró a que el cuestionario se llevara a cabo de manera apacible y tranquila.
“Si hubiera más alumnos, el aula sería un descontrol”, confiesa la profesora.
La charla culminó de manera agradable, lo que dio lugar a un diálogo llevadero y duradero.
La profesional demostró pasión y dedicación por su trabajo combinado con un toque de creatividad y entusiasmo.
Graciela Liliana Marcioni enfrenta, día a día, las problemáticas de la deteriorada escuela estatal y los escombros que la misma pone en el camino del educador.
En esta entrevista la docente mostró su labor y dedicación a esta profesión que tanto añora.
*Alumna del Taller de Producción Gráfica II, Facultad de Periodismo y Comunicación Social, UNLP. Extensión Moreno.
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