Entrevista // Salvador Alegre, poblador Toba que vive actualmente en el barrio Qom, del partido de Pilar, habla sobre las dificultades que atraviesa su etnia en relación a la posesión de las tierras, la discriminación y al vínculo con el resto de las comunidades. //
Escribe Jazmín Luna* //
- ¿Cuantos años vivió en su lugar de origen?
- Con mi familia llegamos a Buenos Aires a principios de los años 90. Nos habíamos instalado en Cuidad Oculta, y algunos años después supimos de la comunidad de acá y nos vinimos para este barrio.
La mayor parte de mi vida la viví en el Chaco, pero después la situación se volvió difícil allá y nos vimos obligados a viajar.
- En su caso, ¿cuáles fueron los motivos principales que lo llevaron a viajar a Buenos Aires?
- Principalmente la falta de trabajo se había convertido en el mayor obstáculo. Sumado a que teníamos un título provisorio de la tierra y cada vez eran mayores las presiones para que las abandonáramos.
Por eso tuvimos que tomar la decisión de irnos y como la situación en los alrededores también estaba complicada, decidimos llegar a Buenos Aires. Donde tampoco se nos hizo fácil conseguir trabajo ya que las condiciones en las que vivían las personas eran muy diferentes a las nuestras. No conseguíamos trabajo donde pudiéramos desempeñarnos con lo que sabíamos hacer.
- ¿Cómo se sintió al encontrarse en un lugar tan distinto al de origen?
- Como te dije, no fue fácil. Ahora por suerte pudimos encontrar este lugar que nos hace sentir bien, porque nos mantenemos en comunidad y tenemos nuestro propio comedor, hacemos nuestros trabajos en los talleres y podemos compartir lo que sabemos hacer y nuestra cultura con personas que no son de esta comunidad.
Pero sí nos hemos sentido alejados, tanto de los puestos de trabajo, como de la sociedad misma, los primeros años que llegamos.
- ¿Cómo es la relación hoy cuando se interactúa con personas que no forman parte de la comunidad?
- Hoy se siente diferente. Nosotros participamos de encuentros que las escuelas organizan y llevamos los productos que realizamos. A veces, también se organizan charlas y nosotros contamos nuestra historia, de cómo llegamos acá y también los motivos que hicieron que tuviéramos que abandonar nuestras tierras.
La gente se interesa por lo que decimos y ahí nos damos cuenta que saben muy poco de lo que sucede con los pueblos en el interior. Que conocen muy poco de las realidades que no son las que los tocan a ellos.
- ¿Cómo son las relaciones entre los mismos integrantes de la comunidad, en un contexto que no es el de origen?
- No todos venimos de Chaco, hay gente de Formosa también. Nos fuimos conociendo acá en la comunidad. Entre todos logramos construir lo que hoy es, y todo lo que tenemos fue hecho en conjunto. De ahí que los vínculos se afianzaron mucho más.
Hoy somos como una gran familia. Y nos protegemos mucho entre todos. Un pasado y un presente común nos hacen sentirnos como hermanos.
- ¿Cuál es la concepción que piensa se tiene en el imaginario colectivo acerca de los pueblos originarios y en este caso sobre los Tobas?
- Creo, como te dije anteriormente, que poco se conoce sobre lo que nosotros como comunidad hemos vivido y de los despojos que fuimos víctimas.
Además se sorprenden cuando vamos a las escuelas y les enseñamos lo que hacemos y estamos vestidos igual que ellos. Muchas veces creen que se van a encontrar con un toba que es un indio con pluma, como los libros muestran.
Entonces se sorprenden y reconocen que somos mas parecidos a ellos que diferentes.
- ¿Sobre qué aspecto sienten que se los puede discriminar?
- Hoy en día cualquiera puede sentirse discriminado.
En nuestro caso la etnia es un factor clave para que nos aparten, pero en realidad si se habla de discriminación creo que es imposible no sentirse extraño cuando observas que las personas que pertenecen a un mismo grupo se discriminan entre ellos.
-¿Cuáles son los motivos que los llevan a participar de los encuentros que se producen en los colegios?
- Principalmente porque queremos desterrar esa imagen del indio tal como lo describen en los libros. Además de que es una forma de mantener viva nuestra cultura y nuestras prácticas. Cuando asistimos a las escuelas de la zona, lo hacemos porque creemos justamente que es necesario hacer valer nuestra voz, decir lo que nos pasó y contar lo que sucede en el interior con la demás comunidades.
Es una forma de mantener viva la historia y seguir luchando por lo que nos pertenece.
- ¿Qué es ser Toba?
- Para nosotros ser Toba es ser parte de una forma de vida, de una historia, de una cultura. Nacimos perteneciendo a una comunidad que sufrió y sufre el despojo de sus tierras. Que sufre la ausencia de reconocimiento estatal como los dueños de esos suelos donde vivieron generaciones pasadas.
Ser Toba, a veces, significa ser un olvidado. Es ser aquel en el que no se pensó y se lo desplazo de su lugar de nacimiento, al que se le intentó desterrar de sus costumbres, y eso a su vez, hace que ser Toba sea luchar por esos derechos que se nos niegan.
- ¿Qué piensan que es necesario modificar, o fortalecer para que las relaciones entre los individuos se fundan en el mayor respeto posible?
- Desde el momento en que fuimos despojados de nuestra tierra, ya nos encontramos en una situación despareja de respeto.
Es un derecho del que se nos está privando. Y creo que si pudiéramos vivir en las tierras que nos corresponden, las relaciones con los demás hombres serían fructíferas.
La gente desconoce y en el desconocer contribuyen a que nuestros reclamos no se escuchen. Si todos supieran lo que hemos pasado, y la realidad de los pueblos del Gran Chaco, como así también del resto de la Argentina, se podría modificar la situación actual. Y ahí sí se estaría hablando de respeto.
*La autora es alumna del Taller de Producción Gráfica II de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social, UNLP, Extensión Moreno. Enviamos esta nota para su libre publicación en los diarios de la ciudad de Moreno y la zona.
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